sábado, 13 de febrero de 2016

Crítica: The Revenant (El Renacido)



El Renacido, la última obra del director mexicano Alejandro González Iñárritu, basada en la novela histórica del escritor Michael Punke que narra la sobrevivencia de Hugh Glass al ataque de un oso grizzly y su travesía por encontrar a sus compañeros luego de que lo dieran por muerto. Un Western sobre supervivencia y venganza, que exhibe una espiritualidad presuntuosa y una crueldad visual acorde al momento histórico que relata.

La cinta cuenta con dos protagonistas, Leonardo DiCaprio y el trabajo de fotografía de Emmanuel “El Chivo” Lubeski, el as bajo la manga de Iñárritu y el mejor cinematógrafo de la actualidad, sin duda. Lubeski explota su ingenio y nos deleita con espectaculares encuadres de escenarios naturales, planos hermosos trabajados con luz natural y una paleta fría que vuelca en un resultado estético increíble. En general los aspectos técnicos y su despliegue son lo mejor de la película, esto incluye la edición y mezcla de sonido, los efectos especiales y la dirección de arte. Exhibición que pretende elevar la obra a un nivel supremo pero con un guión sencillo.

Otro punto favorable son las actuaciones, tenemos un elenco grandioso encabezado por Leonardo DiCaprio, Tom Hardy, Domhnall Gleeson, Will Poulter y Forrest Goodluck. Todos excelentes, especialmente Tom Hardy, quien interpreta a John Fitzgerald, un sujeto desagradable y parlanchín en oposición de un Leonardo DiCaprio reservado y con pocos diálogos. Ambos exhiben su lucha a través de los ojos, la de Hugh Glass es contra su cuerpo herido y contra la muerte, la de Fitzgerald es contra sí mismo, es una lucha que no se ve y que Hardy simboliza muy bien a través de sus expresiones faciales y que luego oculta a través de la voz. La de Leonardo DiCarpio es una actuación física y no es la mejor de su carrera, no deja de ser una gran actuación ya que hablamos de un actor con mucho peso y que en efecto, debe de llevarse el Oscar este año, pero él ya ha tenido mejores actuaciones, más convincentes, memorables y ajenas a las condiciones climáticas de este rodaje, que solo reafirman su compromiso y osadía como actor.

La historia está bien contada y tiene un buen ritmo, pero a cierto punto, Hugh Glass es sometido por el autor a sobrevivir a eventos insólitos que rozan con lo absurdo y que rompen esa línea verosímil que llevaba la película, al igual que los momentos místicos o espirituales que no dicen nada especial y que de no existir tendríamos una película un poco más corta y sólida. Pero en línea general la historia cumple con su premisa y le entrega al espectador un final correcto y esperado: la supervivencia del personaje y su venganza.

En conclusión, es una buena película, pero pretende ser mas de lo que es por todo el talento y el virtuosismo técnico que ostenta (la escena del ataque del oso es brutal), repleto de imágenes asombrosas; hipnóticas; magistrales, acompañadas de un gran trabajo actoral. No es la mejor obra de este talentoso director, pero sin duda vale la pena verla y merece algunos de los premios que se ha llevado hasta ahora; ya veremos si se lleva el Oscar a Mejor Película. En Siete le dejamos 5 estrellas y media de 7.

Calificación:
© Siete
Maira Gall